No es para menos. La muerte de un amigo siempre hiere,
siempre mata, con ella también se muere, entonces llorar dignifica; una lágrima
es señal de que vive, otra lágrima es el recuerdo.
Lorgio Sánchez es un hombre que el río del tiempo ha
traído hasta acá, hasta hoy. Es un hombre quien tuvo la dicha de disfrutar del
mundo y los sueños del amauta Francisco Gonzáles. Un hombre que sufre la
tristeza de dejar pendiente (no sé hasta cuando) una conversación con Don
Pancho, sobre Fidel Castro.
Cuando aprecias a alguien cual si fuera tu hermano y éste
llega a su final, es difícil no dejar en libertad algunas lágrimas al construir,
en el recuerdo, los tiempos vividos con
él. Éste es el testimonio de Lorgio Sánchez, quien vivió de cerca los últimos
días del padre de “Huarás, Visión integral”, “Asterisco”, “365 Mantras”, “Vida
de Perros”, “Doña Ñati” y otros ‘hijos’, productos de su apasionada relación
que Don pancho mantuvo, enamorado permanente, de las letras y el profundo
conocimiento.
"Era un hombre muy
culto, muy preparado, no había campo del conocimiento que él no tuviera algo de
intervención. Un hombre con un corazón muy sano. Él no pudo hablar mal ni odiar
a nadie…
"Él tuvo una primera
caída hace más de un año en la que perdió el oído izquierdo, el único que todavía
oía bien, el derecho ya lo estaba perdiendo por la edad. Después de ese
accidente sufrió la extrañeza, el dolor espiritual de haber perdido un sentido que tanto le
servía, porque a él le encantaba la música clásica, la música barroca. Tenía
unos discos especiales. Perder el oído, para él, fue muy doloroso.
"Después de esa
caída que le sangró el oído, se cayó nuevamente al poco tiempo, una segunda
caída, pero que no le afectó mayormente, pero se cayó. Era cuestión ya de
equilibrio, porque sin el oído se
desequilibra el sentido del equilibrio. Entonces, don Pancho aun sufría
más, estaba desconsolado. En sus momentos de crisis se deprimía fácilmente, me
quiero morir, decía, para vivir así no vale la pena, estoy solo, me siento
solo.
"En los últimos
días, el tema que siempre abordaba era su enfermedad, su salud. “Me pasa esto,
me dicen que tengo parkinson”. Tomaba veinte medicamentos, estaba completamente
decepcionado de la vida que llevaba.
"Don Pancho, ya
meses atrás me dijo, voy hacer mi testamento. Él tenía la idea de hacer una
fundación por Huaraz con todo lo que él
tenía de rescatar de la cultura de Huaraz. (Tiene miles de diapositivas,
fotografías, antes y después del sismo; tiene documentos).
"De Fidel Castro
admiró su gran poder de líder. Conversábamos poco de eso, porque él imaginaba
que yo no estaba de acuerdo con Fidel Castro. Él tenía ese tino de cuidar y
respetar mi forma de pensar en lo político. Y cuando supo que Fidel Castro
delegaba los poderes a su hermano me dijo: eso para mí es una pena, porque Raúl
no es Fidel.
"El día que se cayó
y que ya no recuperó, estaba un poco deprimido porque la muchacha que lo
atendía se tenía que ir a Lima y le llegaba otra que había atendido a su
hermana, una muchacha a quien le decía la Llicuchita. Cuando llegué esa mañana,
la Llicuchita
me dijo, yo me voy a quedar acá con Don Panchito porque Benny (así se llama la
otra muchacha) va ver a su mamá en Lima
unos días. Ese cambio le deprimió a Pancho. Pancho no te preocupes, le dije
entonces.
"Esa mañana cuando
yo llegué ya estaba almorzando. Como estaba deprimido dijo que no tenía ganas de almorzar. Le
habían servido un papa kashki y algo de pollo como segundo. Ya estaba
terminando, y como lo veía así siempre pesimista, oye Pancho, le dije, ¿tú has
leído a Pascal? Claro, me dijo, cómo no voy a leer a Pascal, se molestaba
cuando le hacía una pregunta así. Entonces pascal dijo, “Si Dios existe lo
hemos ganado todo, si Dios no existe no hemos perdido nada”, ¿recuerdas? Claro,
así lo dijo; entonces qué te preocupas, le dije, qué te deprimes, tranquilo,…
esas fueron nuestras últimas palabras. Y me dijo él, tienes razón, no hay que
preocuparse, me has tranquilizado, y volvió, se sentó a tomar su agüita. Yo me
despedí, ya Pancho, le dije, vuelvo mas tarde para conversar sobre Fidel
Castro. Ya, no te olvides. En ese momento yo salí. Ya luego la muchacha me
contó que él salió al baño; y saliendo de él se olvidó de su agüita que había
dejado para tomar. Al entrar en su dormitorio, es donde se ha caído de
espaldas; se ha golpeado, ahí quedó. Así terminó la situación crítica de Don
Panchito".
Su Ideal
Era un socialismo
muy limpio, que no existe, muy romántico.