Recorrer por medio de la
lectura las páginas de Kordillera significa adentrarse a un mundo compuesto por
una diversidad de artículos, ensayos, entrevistas, crónicas, cuentos, poesías,
etc., todos regidos por la libertad de la temática. Es un mundo por donde
transitan experimentados y noveles personajes del quehacer cultural.
KORDILLERA,
Revista Cultural. Es una revista de colección, con un formato bastante común,
tradicional y sencillo, pero con la singularidad impregnada en su nombre y en
el gran desafío de hacer cultura.De hecho es uno de los espacios de difusión
cultural más importantes que se produce en la ciudad de Huarás pese a las
grandes limitaciones que permanentemente tiene que vencer. En sus inicios su
cobertura se limitaba a la ciudad de Huarás; hoy con un largo trecho recorrido,
y diez años a cuestas, llega a las principales ciudades de Ancash; mantiene
vínculos con intelectuales y hombres que cultivan todas las artes en diferentes
puntos de Ancash y de algunos otros a nivel nacional, mientras que su edición
número 23 aún madura en una larga fermentación.
Antecedentes iniciales
Antecedentes iniciales
Kordillera
(así, con “K”), es concebido en el transcurrir de los días del año 1998 en un
proyecto estudiantil desarrollado por su director y fundador, Omar Robles
Torre. Sin embargo, recién el 26 de
setiembre del año siguiente nació físicamente de tinta y papel, como suplemento
mensual del Diario Prensa Regional de la ciudad de Huarás. Inicialmente fue
denominado Mensuario Cultural Kordillera y salía todos los últimos domingos de
cada mes.
“Kordillera,
surge como un proyecto estudiantil que elaboré para un curso que exigía hacer
una publicación en un lugar determinado y que diera resultados (…). Al año
siguiente, presenté el proyecto a los señores de Prensa Regional, ahí les hice
la propuesta diciéndoles, señores ustedes tienen la posibilidad de contar con
esta revista netamente cultural cada domingo y una vez al mes; les gustó la
idea y me dijeron que lo hiciera”, recuerda Omar Robles con su voz pausada que
se extravía entre los libros, revistas, periódicos, folletos, manuscritos y
otros papeles del campo acumulados sobre escritorios, estantes y el suelo de
una pequeña pieza de su casa.
“Su
publicación se hizo realidad en un momento de ebullición cultural en la ciudad
de Huarás en los días del año 1999, cuando se abrieron al público salas de
exposiciones, en las que pintores como Aquiles Rondán, Analio Santa Trinidad y
Jorge Giraldo empezaron a darle dinamismo a las artes plásticas huarasinas, las
mismas que estuvieron estáticas por muchos años y cuando en la literatura surge
un movimiento importante encabezado por Manuel Cerna y Tania Guerrero quienes
impulsan en aquel entonces la poesía en diferentes escenarios, logrando motivar
en las nuevas generaciones la práctica de este arte”, apunta su director, un
hombre que se caracteriza por su tranquilidad casi imperturbable y por padecer
la aguda patología de estar informado de todo acontecimiento y toda movida
cultural, además de recoger y conservar todo elemento, todo material
culturalmente valioso.
Conociendo la Kordillera
Primero
es necesario conocer qué es Kordillera. Según su director “es una revista
cultural-periodística que engloba las diferentes artes y trata de unirlas.”
Pero también es digno reconocer que en la actualidad, es uno de los espacios de
difusión cultural más importantes que se produce a nivel de la zona sierra del
departamento de Ancash, específicamente en la ciudad de Huarás; tiene como una
de sus virtudes el haber desarrollado la capacidad de articular a gente
involucrada en la producción cultural, ya sean escritores, poetas, críticos, pintores,
escultores, actores, músicos, etc., de la sierra y la costa: de toda la Región;
por otro lado tiene la capacidad, planificada o no, de haber unido y hacer
interactuar a generaciones que se mostraron divorciadas en algún momento, por
razones que no vienen al caso.
La
inicial de su nombre implica cierto alejamiento de los cánones establecidos y
tal vez una atrevida falta de respeto a las normas gramaticales que rigen la
lengua española; pero al fin y al cabo es un nombre, una marca.
“Yo
tenía conocimiento de revistas que habían salido anteriormente. En una ocasión
me llegó la revista Cordillera (con “C”), de Segundo Castro y Carlos Toledo,
una buena revista que tenía la intención de hacer muchas cosas, pero no pasó
nada, al final muchos nos quedamos esperando, pues nunca más volvió a salir.
Cuando me puse a buscar un nombre para la revista dije voy hacer Kordillera con
“K” como respuesta a Cordillera con “C”, que no había salido, que no había
continuado; yo no podía seguir haciendo Cordillera con “C". Entonces,
continuando esa inquietud iniciada en su época puse en camino Kordillera con
“K”, explica su Director, comentando “parece un trabalenguas lo que he dicho.”
Travesía por la
Kordillera
Kordillera,
con sus 22 ediciones publicadas hasta el año 2009, es un terreno vasto en el
que se puede disfrutar de las diversas
sensaciones que produce ascender y descender sus cumbres solo leyendo la amplia
diversidad de los artículos que contiene, estos concebidos en diferentes
géneros.
En
el arduo trajinar por estos diez años, ha abordado infinidad de temas y ha
planteado sus posiciones Desde la Kordillera, su columna editorial, con el
propósito de que las políticas culturales a nivel regional y local mejoren y
las decisiones que tomen las autoridades directamente involucradas con el tema
sean las más adecuadas.
Se
hace imposible determinar cuáles de los artículos publicados en sus páginas son
los mejores, porque todos son dignos de resaltar, dignos de elogio y dignos de
reconocimiento. Sin embargo, una lectura de sus títulos nos lleva al encuentro
con temas como la “Literatura regional ancashina”, “Recogiendo huellas del rock
huaracino”, “Poesía chimbotana”, “Conflicto lingüístico en los andes y
bilingüismo de doble vía”, “Del auge del huayno con arpa a nuestra olvidada
chuscada”, “José María Arguedas: tres meses de pasión, muerte y vida”, “La
toponimia en la zona andina de Ancash”, “Las artes plásticas a partir de los
'70”, “Señor de Pomallucay, Historia, arte y fe”, “El Yungay de los chilenos”,
“Restableciendo el principio de reflexión”, “Novela histórica e
intrahistórica”, además de entrevistas, cuentos, poesías y trabajos de creación
libre.
Desde
la Kordillera, su columna editorial, es, como tal, un espacio de análisis y
disertación en las que se imprime la posición de la revista respecto a diversos
temas que involucra directamente el trabajo cultural. Kordillera ha dicho por
ejemplo que “es hora de que los políticos se sienten a reflexionar sobre la
cultura y sus diversas manifestaciones” (Edición Nº 09 – 2003), ha planteado
Los Cinco Brazos del Desarrollo Cultural que vienen a ser: “primero, las
municipalidades y el gobierno regional; segundo, las universidades; tercero,
las instituciones privadas y asociaciones culturales; cuarto, el Instituto de
Cultura y la Dirección Regional de Educación; y quinto, los medios de
comunicación”, y considera que sin el aporte de estos cinco es poco lo que se
pude hacer por la cultura pues cada uno cumple una función trascendental
(Edición Nº 11 – 2003). En ediciones posteriores se ha referido a la necesidad
de líderes culturales y su importancia afirmando que “de la misma forma que en
la sociedad interactúan líderes políticos, la cultura y el arte necesitan
también de personalidades que las encaminen. Esta labor no debe ser entendida
de ninguna manera como mera afición o pasatiempo, sino como un trabajo
consciente para desarrollar metas claras y objetivas” (Edición Nº 13 – 2004).
De la misma manera ha criticado la labor de los medios de comunicación y
comunicadores sociales frente a la cultura, diciendo “uno de los brazos del
desarrollo cultural lo constituyen los medios de comunicación, brazo decisivo
que cumple una labor fundamental en la difusión del quehacer artístico y
cultural, tarea que no está siendo asumida con integridad por parte de los
comunicadores y periodistas” (Edición Nº 14 – 2004).
En
el editorial de la edición Nº 16, cuyas páginas fueron orientadas a un especial
sobre Conchucos, Arte y Cultura, enfatiza
que “deberíamos tomar más en serio el arte popular y dejar de buscar la
“varita mágica” que solucione los problemas de la cultura en nuestra Región.”
La columna editorial, Desde la Kordillera, ha tenido las agallas de emplazar
claramente a las autoridades locales diciéndoles “hablemos de cultura, señores
alcaldes; hablemos de ese ítem que ustedes colocaron en su programa y lo
presentaron al Jurado Electoral Especial. Señores alcaldes: si desean hacer
algo por la cultura deben primero definir muy bien el concepto de ésta, porque
se podrían extender tanto en el concepto que, por no comprenderla, acaben sin
hacer nada y dedicarse a la glaciología, al turismo o a la gastronomía.”
(Edición Nº 22 – Noviembre del 2007).
Éste
solo ha sido un breve recorrido por las palabras en formato Times New Roman y
10 puntos de tamaño, de los diferentes artículos y editoriales que se sostienen
impresas de negro en las blanquecinas páginas de Kordillera.
Colaborando
en la conservación de la Kordillera
Kordillera,
a pesar de sus cuestas, planicies y grietas, ha tenido y tiene la dicha de
contar con personajes importantes del quehacer intelectual y cultural en
calidad de colaboradores.
Son
los principales representantes de este grupo de hombres abnegados que entregan
su tiempo, sus conocimientos y su trabajo en beneficio de los lectores de
Kordillera, “Don Panchito”, apelativo
con el que cariñosamente se reconocía a Francisco Gonzales (Huarás, 1922 –
2006), considerado como maestro, patriarca y filántropo de la cultura
ancashina, que tiene su obra más importante en el libro HUARÁS Visión Integral, además de otros; de
igual forma Marcos Yauri Montero (Huarás, 1930), uno de los más distinguidos
escritores e intelectuales que Huarás ha entregado al Perú, ha recibido el
Premio Nacional de Novelas Ricardo Palma en 1969 por La Sal Amarga de la
Tierra, el Premio Casa de las Américas en 1974 por su novela El Otoño, Después
de Mil Años y es un autor de inagotable producción. De manera que Kordillera
tiene el privilegio de contar con tremendo intelecto plasmado en sus páginas.